Nadie dijo que fuera a ser fácil. El mismísimo Valentino Rossi lleva dos años (sobre todo el último) en apuros con su Yamaha de MotoGP, así que no debe ser ninguna sorpresa que Jorge Lorenzo precise de un margen de tiempo para hacerse con una nueva moto en una nueva categoría. El mallorquín tiene talento para exportar pero el desafío es mayúsculo, porque la M1 no está en su mejor momento y el trabajo de desarrollo que precisa para avanzar es ímprobo.
Ayer, en la primera jornada de entrenamientos en Sepang (Malaisia), Jorge volvió a toparse de frente con esa realidad. Por la mañana empezó con fuerza, logrando el mejor tiempo de los nueve pilotos en pista. Pero cuando intentaba rebajar sus registros con el paso de las vueltas, el cronómetro parecía negarse a avanzar... mientras el de los otros pilotos sí lo hacía. La clave del frenazo está en la puesta a punto del chasis. Lorenzo dice que no se encuentra nada cómodo con el tren delantero de la M1, que le falta confianza a la hora de afrontar las curvas y que, de remate, los cambios de reglajes que su equipo realiza tampoco mejoran demasiado la situación.
El resultado es que el bicampeón de 250cc se quedó a más de dos segundos de su compañero de marca. Y es que Rossi voló en la pista malaya, logrando la mejor vuelta de nunca en este escenario, batiendo el récord oficioso anterior que Hayden logró aquí en los anteriores test e incluso el absoluto de la pista, que el propio Valentino ostentaba desde 2006. Es decir, que igual que hizo Casey Stoner la pasada semana en Australia, Rossi ya rueda más rápido con la MotoGP de 800cc que con las precedentes 990cc.
Precisamente Hayden fue el segundo en la tabla de tiempos de la jornada de apertura en Sepang, aunque a 1,6 segundos del heptacampeón italiano. Y eso que el estadounidense de Honda se hinchó a dar vueltas en ausencia de Pedrosa, hasta completar más que nadie (80) justo antes... de irse por los suelos. Fue una caída sin consecuencias físicas para el piloto, aunque parece evidenciar que en la escudería oficial del Ala Dorada siguen sin encontrar el camino hacia la excelencia. En Australia les ganó Ducati y en Malaisia la cosa tampoco ha empezado bien.
En cuanto a Lorenzo, no hay motivos para la alarma puesto que estos test sirven, precisamente, para detectar los errores que deben corregirse antes de que llegue la hora de la verdad: las carreras. El propio piloto se muestra confiado y cree que su equipo técnico tiene vías de desarrollo para solventar los inconvenientes actuales, como confesaba su responsable, Daniele Rogmanoli: "Jorge no tenía confianza en el tren delantero y por eso no ha rodado rápido. Pero ahora tenemos un montón de datos que vamos a analizar para mejorar la situación".
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