Era una jornada festiva, pero conociendo a los pilotos ninguno se lo tomó como tal. Heikki Kovalainen, Sebastien Loeb y Dani Sordo intercambiaron sus coches por un día en Le Castellet, región francesa en la que también se encuentra el circuito de Paul Ricard. La idea surgió de la empresa Total-Elf, que patrocina tanto a Renault en el Mundial de Fórmula 1 como a Citroën en su homólogo de rallys. Loeb y Sordo se pondrían a los mandos del R26, mientras que Kovalainen rodaría con el C4 WRC.
El evento era el primero al que asistía Loeb desde que se proclamó el pasado fin de semana tetracampeón. Kovalainen también tuvo que viajar a Francia a la carrera tras participar el martes en la primera jornada de entrenamientos en Jerez. Pero el motivo merecía la pena. Los tres pilotos gastaron gran parte de la mañana en conocer a fondo el nuevo coche al que se iban a enfrentar. Loeb ejerció de maestro de ceremonias con el finlandés, y posteriormente actuó también como copiloto en los primeros compases de la prueba con el world rally car de Citroën. Como buen nórdico, Kova no desentonó en absoluto, y disfrutó de lo lindo emulando a sus compatriotas Gronholm o Hirvonen. "Sólo me había subido a un coche como éste de copiloto. Las sensaciones son totalmente diferentes a las de un Fórmula 1, pero lo he disfrutado al máximo. He aprendido mucho con las explicaciones de Dani y Sebastien", explicó el finlandés.
Más tarde llegó el plato fuerte. En el circuito estaba todo listo para que los dos pilotos de Citroën probaran la sensación de subirse a un Fórmula 1. No fueron muchas vueltas, y Sordo se quedó con ganas de más. En cualquier caso ambos demostraron que su destreza al volante serviría también en los grandes premios. Un buen regalo de Navidad anticipado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario