Respetar las conversaciones off de record es algo sagrado en esta profesión, por eso no desvelaremos en estas líneas una sola declaración de la jugosa y amena charla, mantenida por espacio de un cuarto de hora mientras hacía cola en el control de pasaportes del aeropuerto de Doha, con Rossi.
Sin embargo, sí que estamos legitimados para transmitir a sus numerosos incondicionales, que en España también los hay, la tranquilidad que desprendía tras su decepcionante quinto puesto en la cita inaugural de Qatar. Esa paz interior que emana es la que le debe servir para intentar subirse a tiempo al último tren que le puede llevar a su octavo título, el de la carrera de Jerez en uno de sus circuitos talismán y en el que ya ha ganado seis veces. La última, el año pasado, cuando todo estaba listo para celebrar la victoria de Pedrosa, que partía desde la pole.
La temporada no ha hecho más que empezar y, aunque es pronto para sacar conclusiones definitivas, sí que se respira en el ambiente la sensación de que si El Doctor tampoco gana este domingo, su regreso al trono de MotoGP estará cada vez más difícil. El podio de Losail, copado por Stoner, Lorenzo y Pedrosa, fue el más joven de la historia de la clase reina, promediando 21 años y 47 semanas.
Por si eso fuera poco, quien ocupó el cuarto puesto fue Dovizioso, de sólo 21 años. El italiano, además, consiguió ese brillante resultado en su debut justo por delante de Rossi, al que rebasó dos veces en un espectacular cuerpo a cuerpo durante la última vuelta. Con tanta juventud delante, resulta innegable que el relevo generacional ha llegado ya a la clase reina y eso hace que con los 29 años recién cumplidos por el heptacampeón se vean achaques donde antes no los había. ¿Tanto como para comenzar a pensar que se le está pasando el arroz? Por vez primera, es lícito pensar tal cosa, pero también arriesgado
Volviendo a esa conversación de aeropuerto, en la que además de motos y de la vida se habló también de fútbol, porque al día siguiente tenía previsto presenciar, en San Siro, cómo su querido Inter de Milán era apeado de la Champions por el Liverpool, con golazo de Torres, la tranquilidad de Rossi se basaba en que el paso del tiempo jugaría a su favor. Para el italiano, no fue una sorpresa que Stoner ganara pilotando una Ducati con sus mismos Bridgestone, ni tampoco que Lorenzo hiciera segundo en su debut con una Yamaha como la suya.
El heptacampeón está satisfecho con su moto, más potente y con mejor ayuda electrónica que la del año pasado, y también con los neumáticos nipones, por los que tanto peleó en plena crisis con Michelin. Por ello, piensa que sólo es cuestión de tiempo adaptar sus Bridgestone a la M1, una moto parida en base a los Michelin.
Los entrenamientos IRTA de invierno celebrados en Jerez le tuvieron como un referente, salvo cuando llovió, momento en el que Stoner ridiculizó a todos. Por fortuna para Rossi, y más aún para Lorenzo y Pedrosa, no está previsto que llueva en todo el fin de semana en el trazado andaluz. Mejor así, porque eso contribuirá también a superar la cifra de 132.168 espectadores de 2007 (244.461 en el acumulado de los tres días).
Los que vengan puede que sean testigos de un día histórico, el del resurgir de Rossi o el del principio de su fin. El italiano se la juega más que nadie y si no gana sumará su sexta carrera seguida sin victoria, su sequía más severa desde que es campeón de la clase reina
Sin embargo, sí que estamos legitimados para transmitir a sus numerosos incondicionales, que en España también los hay, la tranquilidad que desprendía tras su decepcionante quinto puesto en la cita inaugural de Qatar. Esa paz interior que emana es la que le debe servir para intentar subirse a tiempo al último tren que le puede llevar a su octavo título, el de la carrera de Jerez en uno de sus circuitos talismán y en el que ya ha ganado seis veces. La última, el año pasado, cuando todo estaba listo para celebrar la victoria de Pedrosa, que partía desde la pole.
La temporada no ha hecho más que empezar y, aunque es pronto para sacar conclusiones definitivas, sí que se respira en el ambiente la sensación de que si El Doctor tampoco gana este domingo, su regreso al trono de MotoGP estará cada vez más difícil. El podio de Losail, copado por Stoner, Lorenzo y Pedrosa, fue el más joven de la historia de la clase reina, promediando 21 años y 47 semanas.
Por si eso fuera poco, quien ocupó el cuarto puesto fue Dovizioso, de sólo 21 años. El italiano, además, consiguió ese brillante resultado en su debut justo por delante de Rossi, al que rebasó dos veces en un espectacular cuerpo a cuerpo durante la última vuelta. Con tanta juventud delante, resulta innegable que el relevo generacional ha llegado ya a la clase reina y eso hace que con los 29 años recién cumplidos por el heptacampeón se vean achaques donde antes no los había. ¿Tanto como para comenzar a pensar que se le está pasando el arroz? Por vez primera, es lícito pensar tal cosa, pero también arriesgado
Volviendo a esa conversación de aeropuerto, en la que además de motos y de la vida se habló también de fútbol, porque al día siguiente tenía previsto presenciar, en San Siro, cómo su querido Inter de Milán era apeado de la Champions por el Liverpool, con golazo de Torres, la tranquilidad de Rossi se basaba en que el paso del tiempo jugaría a su favor. Para el italiano, no fue una sorpresa que Stoner ganara pilotando una Ducati con sus mismos Bridgestone, ni tampoco que Lorenzo hiciera segundo en su debut con una Yamaha como la suya.
El heptacampeón está satisfecho con su moto, más potente y con mejor ayuda electrónica que la del año pasado, y también con los neumáticos nipones, por los que tanto peleó en plena crisis con Michelin. Por ello, piensa que sólo es cuestión de tiempo adaptar sus Bridgestone a la M1, una moto parida en base a los Michelin.
Los entrenamientos IRTA de invierno celebrados en Jerez le tuvieron como un referente, salvo cuando llovió, momento en el que Stoner ridiculizó a todos. Por fortuna para Rossi, y más aún para Lorenzo y Pedrosa, no está previsto que llueva en todo el fin de semana en el trazado andaluz. Mejor así, porque eso contribuirá también a superar la cifra de 132.168 espectadores de 2007 (244.461 en el acumulado de los tres días).
Los que vengan puede que sean testigos de un día histórico, el del resurgir de Rossi o el del principio de su fin. El italiano se la juega más que nadie y si no gana sumará su sexta carrera seguida sin victoria, su sequía más severa desde que es campeón de la clase reina
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