Tras la emocionante última prueba disputada en el circuito urbano de Macau, el campeón del mundo vuelve a ser el inglés Andy Priaulx, que conserva de esta forma su corona y amplía a 3 su número de títulos en el WTCC, y también a 3 el de títulos de constructores para BMW.
Pero, esta vez, mucho le debe Priaulx a la mala suerte que tuvo el francés de Seat Yvan Muller en este fin de semana. Muller tenía el título al alcance de su mano cuando en la primera manga lideraba la carrera con Priaulx en novena posición. Quedaba una única vuelta para consumar el éxito de Seat, pero la desgracia se cebó con Muller, y un fallo en la bomba de gasoil lo dejó sin opción alguna al título, ya que no sólo no iba a puntuar en esa primera manga, sino que tampoco le daría tiempo a reparar el coche para salir en la segunda.Y por si esta mala suerte no fuera suficiente, el abandono de Muller en esa fatídica última vuelta le regaló a su máximo rival, Andy Priaulx, la pole position para la segunda manga, ya que subía de la 9ª a la 8ª posición que da la pole al invertir la parrilla. Y llevando un BMW de tracción trasera, era evidente que Priaulx no iba a sufrir demasiado para conservar esa primera plaza, clave en un circuito como Macao.
Y así fue. Ajeno a los incidentes que se iban produciendo en los estrechos virajes de Macau, Priaulx lideró la segunda manga de principio a fin, consiguiendo la victoria final en la carrera y un título del WTCC que parecía iba a recaer a manos de un equipo Seat que ha vivido una auténtica pesadilla en un fin de semana que tenía que haber sido inolvidable para la marca española.
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